Segundo relato en verso protagonizado por la tía Roberta y su sobrino. Cuando salen juntos para ir al cine y “tomar el té”, todo resulta bastante raro: la tía confunde el número de los colectivos, cree que los ovillos de lana son frutas y no pueden entrar al cine porque llegan en un horario equivocado. Pensando y pensando, el sobrino descubre la razón y diseña una estrategia para demostrárselo a la tía.
Escrito en letra imprenta mayúscula, ideal para los primeros lectores.